Arte, corporalidad y nuevos medios. Rolando Peña

 


 

 

Por Susana Benko.

Uno de los criterios manejados en el arte contemporáneo ha sido rechazar la noción de obra de arte como objeto físico y material para centrarse en el concepto o en la acción. En consecuencia, se produjo un cambio en la noción de lo artístico: la obra se vuelve experiencia vivida por el artista y por el público que la presencia. Es así como a finales de los años cincuenta e inicios de los sesenta del siglo XX, aparecieron los primeros “happenings” en Estados Unidos (de allí su nombre en inglés) que podemos traducir como “acontecimientos” o “actividades”, tal como Allan Kaprow, su creador, los llamara posteriormente. El “happening” es una de las manifestaciones del llamado “arte efímero” que consiste en una acción en vivo realizada por uno o varios artistas en un espacio determinado para inducir al público a que participe en el acontecimiento. Con el espectador, se pretende estrechar los lazos entre arte y vida. En este medio expresivo tuvieron gran influencia el músico John Cage y el bailarín y coreógrafo Merce Cunningham porque propusieron la integración de teatro, danza, arte, música, fotografía y video en un mismo proyecto artístico.

Consciente de estas innovaciones, uno de los artistas venezolanos pionero de este medio expresivo es Rolando Peña, “el Príncipe Negro”, como se le conoce. Realizó acciones corporales y “happenings” desde los tempranos años sesenta. En 1958 estudió teatro, danza y por supuesto artes plásticas. En Caracas su formación en teatro estuvo bajo la tutela de Horacio Peterson. Trabajó con Eduardo Calcaño, Román Chalbaud, Rafael Briceño y José Ignacio Cabrujas. En danza se formó con Grishka Holguin y Sonia Sanoja. En 1961 fue testigo de la fundación de El Techo de la Ballena en el garaje de su casa, grupo pionero en acciones colectivas. Siendo aún muy joven realizó diversos proyectos en varias disciplinas en Caracas y luego en Nueva York.

En esta ciudad estuvo en contacto con el mismo Merce Cunningham y entabló amistad con Andy Warhol, quien lo invita a formar parte de su estudio de arte conocido como “La Factoría”. Warhol filmó varias películas, entre éstas “Four Stars” realizada en 1967, en la que Peña participó con uno de sus “happenings”. En Nueva York, nuestro artista realizó numerosas acciones corporales de carácter público, performances y exposiciones de arte.

Su actividad artística ha seguido siendo prolífica desde entonces. Ha expuesto en numerosas partes del mundo. En todos los medios que incursiona —escultura, fotografía, video, gráfica, arte digital y, por supuesto, la instalación— el tema persistente es el petróleo, el “oro negro”. Se trata de una obra sustentada en imágenes identitarias con sentido ecológico. Arte, ciencia y tecnología se integran en un mismo proyecto para recordarnos, a fin de cuentas, que al planeta debemos preservarlo. Y éste es el concepto fundamental de toda la obra de Rolando Peña.