Rostros emblemáticos: la desconocida de Cornelis Zitman

 

 

Por Susana Benko.

Un rostro ampliamente conocido es el de la escultura de una mujer recostada sobre una hamaca realizado por el artista Cornelis Zitman. Se trata de una pieza titulada L’inconnue, la desconocida como se diría en español, que de manera desfachatada nos recibía en los pasillos del antiguo Museo de Bellas Artes de Caracas.

La obra data de 1972. Fue fundida en bronce patinado y la figura, hecha a escala humana, reposa desnuda sobre una hamaca. ¿Qué resalta en esta escultura a primera vista? Posiblemente, la postura de la mujer, su actitud relajada, indiferente, mostrando sus partes corporales sin prejuicio ni estupor. Su rostro parece inmutable, quieto, silencioso. Destaca, como en casi todas las obras de Zitman, sus rasgos mestizos, mezcla racial en la que el componente indígena prevalece. La fascinación por esta tipología racial se complementa con el uso de una pátina oscura sobre el metal.

Todo esto recuerda lo que Zitman confesó a la galerista francesa Dina Vierny en 1977: La sensibilidad plástica o el lenguaje plástico consisten en ser sensibles a las formas [...] Poder crear este lenguaje es poder crear formas, todas de valor similar, para ensamblarlas en una obra que se convierte en figura humana. Luego agrega otra sentencia inobjetable: Las formas, cuando comienzan a existir, poseen un poder que no es analizable, y este poder reside en la existencia más íntima del ser humano.

Nuestra dama desconocida, que encarna una sensualidad evidente por sus formas voluminosas y su desparpajo, posee la magia del encantamiento. Y ello ocurre, pese a que su mirada parece estar sumida en una quietud silente, mirándonos sin vernos, absolutamente ajena e indiferente.

La escultura figurativa de Zitman es sin duda un referente no solo en el arte de Venezuela sino en varias partes del mundo debido a su importante proyección internacional. Expresa, por un lado, el color local de lo autóctono latinoamericano -de allí la fibra vegetal y semillas de la hamaca- y a la vez el dominio de las formas volumétricas y de las técnicas de modelado y fundición aprendidas en su país de origen, Holanda.

Zitman contrarresta, sin duda, a los lenguajes abstractos predominantes en los años cincuenta, así como a la escultura basada en el ensamblaje de objetos. Por el contrario, ya en la década de los sesenta y especialmente a partir de los setenta, que es cuando consolida su estilo y preferencias temáticas, privilegia la técnica académica tradicional al optar por la escultura vaciada en bronce. De este modo, se permite utilizar, a veces, objetos que le sirven de puntos de apoyo o de base para muchos de sus personajes.

L’inconnue o Mujer en hamaca, como también se llama, se encuentra en custodia en la Galería de Arte Nacional.