Toledo y Borges

 

 

Por Susana Benko.

El artista mexicano Francisco Toledo realizó una serie de acuarelas y dibujos para el Manual de zoología fantástica de Jorge Luis Borges. Los realizó en homenaje a este escritor argentino. El público venezolano tuvo oportunidad de ver estas piezas en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en una exposición realizada en 1988.

Toledo no era ajeno al tema de este libro. El mundo animal aparece continuamente en su pintura, como en un cuento fabulado. Se trata de la obra de un narrador visual que sabe conjugar creación e ilustración, lo real y lo ficticio. La pregunta es: ¿cómo ilustrar un “anecdotario borgiano” y preservar a su vez su lenguaje particular? Toledo se mantuvo fiel a sus imágenes, sin pretender ser lo que no es. Mientras Borges estableció un manual de la fauna de la mitología clásica, Toledo mantuvo sus raíces zapotecas, revelando su tradición y su propia imaginería.

Trabajó siguiendo “la lógica fabulada” de las imágenes descritas por Borges: el Behemoth, fusión de elefante e hipopótamo; la cruza, animal imaginado por Kafka, mitad gato, mitad cordero; la mandrágora, planta-animal que grita cuando la arrancan; el peritio, con cabeza y patas de ciervo y cuerpo de ave con alas y plumaje; el unicornio chino, animal de mil años de vida, con cuerpo de ciervo, cola de buey, cascos de caballo y un cuerno de carne en la frente, símbolo del animal. En todos estos casos, él siguió de alguna forma los textos y mantuvo en paralelo cualidades propias de su estilo pictórico: la comunicación instintiva entre los animales, cargada en muchas ocasiones de sexualidad y erotismo; el humor subyacente en la manera de representar sus cuerpos. Todo ello en medio de una sensación de humedad, propia del uso de la acuarela. Asimismo, el predominio de los sepias y los grises, además de algunos "efectos texturales", son elementos constantes en su pintura.

Combinar realidad y ficción les permitió encontrar “una salida al infinito”. Borges lo señaló: el monstruo “es una combinación de elementos de seres reales” y esta combinación “linda con lo infinito”. Por lo tanto, toda fantasía surge de la realidad, solo que, gracias a la fusión y la combinación de fragmentos de imágenes, se produce esa posibilidad infinita de creación. Toledo reivindica el mito cuando este es reconocido por todos los que miramos sus figuras. Borges, por otro lado, afirma que así como se desconoce el sentido del dragón, también se desconoce el sentido del universo, pero el hecho de que la imagen del dragón concuerde con la fantasía de los hombres, hace que esta figura sea necesaria.

Reunir en una edición a Toledo y a Borges es una invitación a imaginar estos seres y alimentar ese espacio que tenemos en paralelo que siempre está presente.