Presencia de Camille Pissarro en Venezuela

 

 

Por Susana Benko.

La obra temprana del reconocido pintor impresionista Camille Pissarro se desarrolló precisamente en Venezuela. Procedente de Charlotte Amalie, capital de Saint Thomas, colonia danesa perteneciente a una de las Islas Vírgenes, Pissarro llegó al país junto con el artista danés Fritz Melbye en noviembre de 1852. La experiencia en Caracas fue de estímulo e intercambio recíprocos que dio lugar a una labor artística muy prolífica para ambos.

A diferencia de otros visitantes extranjeros, Pissarro no recorrió el país. En Caracas, La Guaira y alrededores, obtenía todos los motivos que le interesaba registrar. La escena de género y los temas costumbristas le permitieron analizar tanto a las personas como al paisaje rural y urbano. De allí la importancia de los apuntes o bosquejos con los que tomaba el dato inmediato. Cualquier detalle, por banal o cotidiano que fuera, era interesante registrarlo.

Solía dibujar el reverso y el anverso de la hoja de papel. Algunos son estudios con los que Pissarro analizaba personajes y animales para luego insertarlos en el paisaje. Gustaba reproducir bajo un concepto realista detalles locales, aparentemente triviales, que tienen, en el fondo, enorme valor documental para conocer a la Venezuela de entonces. Sin embargo, pese a esta cualidad, su factura no era detallista. Por el contrario, trabajaba las atmósferas por medio de manchas y variaciones tonales buscando sugerir más que describir.

Mediante la valorización de la línea -trazada en grafito o en plumilla- creaba efectos de luces y de sombras. Podía hacerla más expresiva e intensa como dar con ella sensación de ligereza a sus paisajes y a las escenas de costumbres. El resultado son dibujos luminosos e intimistas que muestran su mirada sensible ante lo que lo rodeaba.

La etapa de Caracas, considerada por los historiadores como formativa, denota la amplitud temática que el artista poseía. Además de paisajes, vegetaciones y personajes, registró las diversas vistas de la ciudad, entonces desolada y precaria pues aún era patente, por un lado, la devastación del terremoto de 1812, y por el otro, los estragos de la guerra civil entre liberales y conservadores en 1848. A ello se agregan las largas revueltas armadas que existieron durante casi todo el siglo XIX. Pissarro mostró el aspecto pueblerino de la capital con sus templos, caminos y obras de ingeniería a medio hacer. Una devastación que no escapó de su percepción sobre el país.

Afortunadamente, gran parte de los dibujos de la etapa caraqueña de Pissarro se encuentran en varias colecciones de museos nacionales e instituciones públicas y privadas del país. No se destruyeron como una buena cantidad de obras que se quemaron años después, en 1870, cuando tropas prusianas invadieron a Francia e incendiaron la casa del pintor. Estos dibujos quedaron en el país, un legado que, según los historiadores, tuvo gran importancia en su obra impresionista posterior. La luz y su manera de interpretar la realidad parecen confirmarlo.

En 1854 Camille Pissarro regresó a Saint Thomas y luego vivió en París, donde falleció en 1903.