CCS-10. Arte venezolano actual

 


 

 

Por Álvaro Mata

Entre octubre de 1993 y febrero de 1994 se presentó al público caraqueño CCS-10. Arte venezolano actual, una exposición que vino a sacudir, entre otras cosas, por su planteamiento —el uso de nuevos medios y lenguajes expresivos que tienen su eje en el concepto—, así como por las dimensiones monumentales de las obras mostradas.

Estimulado por las interminables conversaciones que sostenía cotidianamente con el artista Sigfredo Chacón, el diseñador gráfico Álvaro Sotillo decide hacer una revisión de algunas propuestas novísimas poco convencionales en los espacios de la Galería de Arte Nacional. A cargo de la curaduría, museografía y otros detalles de la muestra, Sotillo convocó a diez artistas, número correspondiente a las diez salas de la GAN, y a cada uno de ellos pidió que crearan una obra especialmente pensada para el espacio asignado.

De esta manera, CCS-10. Arte venezolano actual agrupó a diez artistas de sólida trayectoria, donde se pudo ver la inmortal Rosa enferma de Roberto Obregón en el que fue su mejor montaje. Sigfredo Chacón expuso la Rejilla camuflajeada dálmata, cuyo enorme tamaño convertía a la sala expositiva misma en protagonista de la propuesta. Héctor Fuenmayor dispersó matemáticamente panes por todo el piso, lo que se recuerda como una de sus obras fundamentales. Eugenio Espinoza tapizó casi 30 metros de pared con la fachada de un moderno edificio negro de grandes cuadrados de vidrio: allí estaba la cuadrícula, leitmotiv de su obra. Oscar Machado creó in situ gigantes vestigios escultóricos de otras épocas —pasadas y futuras— que recordaban un tiempo presentido. Alfred Wenemoser erigió una inmensa torre de metal y un conjunto de túneles que dialogaban con el Mural de Bruselas de Jesús Soto, obra permanente ubicada en la sala que le tocó en suerte. José Gabriel Fernández propuso una imbricada red de tuberías de electricidad y luces de neón, contraponiendo el producto cultural al elemento natural. Sammy Cucher mostró sus Glifos y Cultivos, garabatos con una marcada impronta psicológica. Meyer Vaisman construyó Verde por fuera, rojo por dentro, surrealista rancho autobiográfico que remite a los conflictos de la identidad. Y el irreverente José Antonio Hernández-Diez jugó con la videoinstalación y mostró unas figuras hechas de piel de cerdo frita, que desde todo punto de vista provocaban al espectador.

CCS-10. Arte venezolano actual no dejó indiferente a nadie y, 30 años después, persiste en la memoria como una de las exposiciones referenciales del arte contemporáneo de nuestro país.

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