El “Nuevo Humanismo” de Alirio Rodríguez

 


 

 

Por Álvaro Mata

Frente al protagonismo de la tecnología en nuestros días y la masificación de la inteligencia artificial, e inmersos en un mundo donde lo humano queda relegado a lugares cada vez más recónditos, es oportuno revisitar la obra de Alirio Rodríguez.

Nacido en El Callao en el año 1934, este genial pintor estudió en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, y posteriormente trabajó en el Taller Libre de Arte. Viajó a Italia y se formó en el Instituto de Arte de Roma y también aprendió las técnicas del mosaico en Ravena. Con estos estudios como insumos básicos, se dio a la tarea de crear una obra insólita, que tiene al hombre como protagonista, y que investiga el vértigo de(l) ser humano ante los avasallantes descubrimientos científicos que han venido a transformar nuestra vida. En la historia del arte venezolano, esta propuesta se enmarca dentro de la “Nueva figuración” plástica y se conoce como “Nuevo humanismo”, noción que persigue “el ideal puro de un nuevo estado de concordancia estética con la humanidad y su nueva historia”, según escribió el maestro Rodríguez.

La década de 1960 fue particularmente abundante en trabajos e investigaciones para nuestro artista, pues el acicate creativo lo constituyó la cruzada por la conquista espacial. El artista problematiza, entonces, el sentido de la exploración del universo, pues al materializar tamaña empresa, el hombre es lanzado a una nueva dimensión —cósmica y ontológica—. De esta manera, el vacío se manifiesta en grandes planos monocromos que se contraponen a una tensa órbita, elipsis difuminadas que transmiten la sensación de giro vertiginoso, de desacomodo, de cambio de paradigmas. Esta fuerza centrífuga, ese torbellino concéntrico, es la energía que dimana el ser humano como respuesta a la nada que nos circunda.

Y es que cuando nos asomamos a una obra de Alirio Rodríguez, más que mirarla en tanto bello objeto de arte, nos estamos mirando a nosotros mismos, inquiriéndonos por el sentido de nuestra existencia ante la balumba cibernética de hoy.

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