El Colombismo de un poeta (VI) Cinemática de una poesía atlética y elástica

 


 

 

Por Rafael Castillo Zapata.

El paisajismo elástico, pleno de sport, de la poesía hispanoamericana posterior al modernismo dariano, nutrido de escenas donde se privilegian rascacielos, chimeneas, grúas, puentes de hierro, ferrocarriles, aeroplanos, trasatlánticos, submarinos, batiscafos, pilotos, acróbatas, gimnastas contamina los escenarios de la mayor parte de los poemas de Baedeker 2000, en los cuales el mundo emancipado está ligado al desarrollo de las máquinas y los aparatos de precisión, o al mundo olímpico de los deportes y de las hazañas de atletas o aviadores avezados. El poema “Cine marítimo y fluvial. Argumentos” es un buen ejemplo:

El submarino baja. El cielo echa paladas de ola sobre su tumba y escribe arriba un largo nombre de espuma.

Va a subir el submarino.

Por el alto periscopio se abre una vía de cielo.

Y la nave de los fondos va naufragando hacia arriba.

La pincelada sobria y certera, la imagen contundente y veloz que encontramos en estos poemas visuales, congenian con la estructura cinemática del montaje fílmico, cuyo carácter rapsódico le da al poema vanguardista su singular ritmo de síncopa.

Síncopa y elipsis, alusión ambigua y plurívoca, ironía, son elementos inherentes al tono de humor que acompaña a estos poemas volátiles, sencillos, sin mayores ínfulas conceptuales o expresivas, cuya poética es compartida por muchos otros poetas de la vanguardia continental, desde Pellicer a Girondo, pasando por Huidobro y Tablada, por Maples Arce, De Torre y González Rincones. El humor vanguardista es un humor basado en la ocurrencia graciosa de las imágenes, cargadas de una plasticidad urdida con elementos y situaciones de la vida moderna corriente asociados con atributos y atribuciones sorprendentes: las playas son de aluminio; una carretera suelda en línea recta tres horizontes; las ventanillas de los aviones están pespunteadas de paisajes; al mediodía, un tren y el sol entrecruzan y permutan sus tierras; la esperanza de los ojos se llena de trasatlánticos; las chimeneas de los ingenios espesan el aire de una nube sensual y respirar, entonces, es como comerse un pecho; los ojos se hinchan como neumáticos llenos del azul del mar; un pez eléctrico se encuentra con los ojos color de agua de telégrafo de su compañera marina; y así por el estilo.

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