Cuarenta años de En torno al lenguaje
La primera edición de En torno al lenguaje, que consagró a Rafael Cadenas como uno de nuestros escritores más lúcidos, apareció hace cuatro décadas, en 1984, en la Colección Ensayo y Crítica de las Ediciones de la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela, siendo galardonado al año siguiente con el Premio Nacional de Ensayo.
En torno al lenguaje es un libro en el que encontramos el “testimonio de un recio amor, el amor a la lengua”, según confiesa el autor en la introducción, mientras alerta acerca del empobrecimiento del idioma en Venezuela, sin excluir al resto de los hablantes del español. Partiendo de que “el hombre es hechura del lenguaje”, Cadenas lanza su denuncia al decirnos que el empobrecimiento del lenguaje es el del hombre mismo. Hombre y lenguaje “no pueden separarse; están unidos inextricablemente; el destino de uno afecta al otro y entre ellos se establece una constante interrelación que, al parecer, tiene la particularidad de estar a la vista y ser fácilmente pasada por alto”, nos explica.
Las causas de esto son, entre otras, la ineficaz (o inexistente) enseñanza del español en la educación escolar, el bombardeo de lenguaje vacuo por parte de los medios de comunicación y el discurso oficial que pretende encubrir su incompetencia. Estos aspectos son abordados a través de seis ensayos en los que se pone de manifiesto las perspectivas de diversos autores como Karl Kraus, Pedro Salinas y Friedrich Nietzsche, todos preocupados por la descomposición del idioma.
El lenguaje encierra un enorme poder. Representa una especie de llave maestra que abre cualquier puerta. El desconocimiento de tal herramienta, o el mal uso de ella, extravía al hombre aún más, le impide pensar, pues ¿cómo podría plantearse pensamiento alguno si antes no existe el lenguaje, cauce natural de las ideas? Alguien con baches en el pensamiento, que desconoce el idioma, se margina de la riqueza cultural que le han legado sus antepasados. Se convierte en presa de fácil caza para los “embaucadores” que se complacen en imponerle su lenguaje a quien no posea ninguno: uno vacío donde las palabras no significan o significan lo que no son.
Cadenas conoce el tamaño del problema que se cierne sobre nosotros y para atenuarlo nos dice: “Sólo veo un camino: la lectura (…) (La lectura) hace nacer el regusto por el lenguaje, un placer que nos acompañará durante toda nuestra vida”. Reivindica la literatura porque “es la depositaria de la lengua” y a ella “se accede mediante la lectura de buenas obras”. “Lectura, pues, lectura constante, lectura atenta al lenguaje”, recomienda.
Hoy, cuatro décadas después de la aparición de En torno al lenguaje, celebramos no tanto la vigencia de este lúcido ensayo de Rafael Cadenas, como sí la pasión por las palabras y la preocupación por el deterioro de la lengua que le dieron origen.
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